Todo es resonancia y resonancia lo es todo, lo demás es vuestro ego.
Un butoísta triste
Las últimas definiciones que exploraremos, Bailar es soñar y el Surrealismo de la carne, encauzaron nuestra investigación hacia los territorios del sueño y del surrealismo. A partir de estas definiciones, podemos reflexionar acerca del peculiar modo que desde el butoh se comprende a la relación entre artista y espectador. Siguiendo la idea de una guerra a muerte contra el juicio humano, es poco probable que la valoración estética sea el modo privilegiado de establecer el vínculo entre butoísta y observador. Al poner su cuerpo en escena ante público, el butoísta dispone de mayor cantidad de atención para su trabajo. En el estudio de danza, puedo investigar qué tipo de sensaciones habitan el espacio entre los falanges de mis dedos pero al repetir la misma investigación en escena, ante público, aquello que sucede en mi mano es totalmente diferente, en parte afectado por la atención de la gente. Lo que sucede entonces en mi mano no sólo tiene que ver con mi cuerpo sino con un espacio de relación, aquello que percibo como lo más propio de mi mano nace del encuentro. El campo de la danza, las sensaciones corporales internas, no es algo propio del individuo artista. Toda sensación pertenece a un determinado campo, escribió el filósofo francés Maurice Merleau-Ponty. Y todos los campos resuenan entre sí. La danza, en el espectáculo butoh, pertenece al encuentro. Se opondrá que esta característica no es propia del butoh, que algunos incluso definen el arte en general a partir del encuentro. De cierto modo, puede decirse que el butoh no propone nada nuevo sino cosas de menos. Se puede conceder que muchas danzas nacen del encuentro pero sólo en el butoh el encuentro en su dimensión invisible, es decir física y real, constituye la materia prima de la obra.

Taller El Cuerpo en su Mundo, agosto 2017. Fotografía de Raúl Bartolomé.
Todo es resonancia y resonancia lo es todo, lo demás es vuestro ego. La resonancia, entendida como mutua afectación de los seres y cosas entre sí, es una constante de la experiencia en la vida atmosférica. Resonancia con la gravedad, con el oxígeno, con la temperatura, con la humedad, con la luz, con los alimentos, con los excrementos, con la madre y las figuras que viven en lo alto, con insectos, con deseos y rechazos, con fantasías y sueños, con memorias, con el polvo de las estrellas y con los confines del ser. Tras la progresiva disolución del ego en el diálogo con la gravedad, la capacidad de resonar de manera creativa florece. Con un oído atento a la dimensión soñada de la realidad, la relación entre los cuerpos, sean humanos, animales, insectos, rocas, objetos, astros o vientos, se ve cada vez menos determinada por códigos sociales binarios. Existe un reino de sensaciones sutiles que resuenan más acá del lenguaje. Con ojos que no ven y con ojos en toda la piel, no vivo más que mi sueño y al mismo tiempo no soy sino un personaje en el sueño de todos los demás.
Si se quisiese formalizar la ética nacida de estas experiencias, deberíamos dirigir la mirada hacia la tradición dicha de la sabiduría loca tal como la compartió el Tibetano Chogyam Trungpa. No sabemos lo que necesitan los otros, ni siquiera sabemos si los otros existen. Tampoco podemos hablar de solipsismo pues toda la atención se focaliza en la desintegración del ego, de la individualidad y del sujeto aislado del espacio. Ni los otros, ni yo mismo, los otros en mí. Utilicé en mi tesis doctoral la expresión solipsismo del nosotros para evocar este ser singular plural que Jean-Luc Nancy desmenuza con tanto talento. Kazuo Ohno, por su parte, aseguraba a sus estudiantes: No estáis solos, compartís vuestros cuerpos con muchos, muchos otros. El butoh es la danza de la realidad independientemente de los acuerdos y convenciones que los seres humanos utilizan para leerla, descifrarla, someterla, valorarla. El butoh es la resonancia que acontece río arriba del aislamiento de las cosas y seres en unidades autosuficientes. Es la afectación que antecede a la constitución de individuos y materia definida. Nadie sin mundo, ningún mundo sin vida. El butoh es resonancia.
Gracias nr. 9
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