1. Los ojos de la columna
Empezamos sentados, ondulando, suspendidos entre centro de la tierra y cielo, entre infiernos y estrellas.
Cruzamos el círculo ondulando.
Torsiones de brazos, buscando en espacios lejanos, amplificando nuestro movimiento, buscando en el espacio alrededor encontramos materiales dentro. Torsiones de piernas. Captamos moscas y pillamos fruta.
Cruzamos el círculo por caminos retorcidos.
Y abrimos el espacio de los ojos, de los globos oculares, un largo tiempo. Queremos ojos sensibles, que perciben en lugar de ratificar, comprobar, evaluar, ojos que sienten en lugar de los ojos que saben.
2. Buzos del espacio
Buceamos en el espacio, dentro fuera, con la atención libre de viajar, en el cuerpo, en el espacio, en la imaginación, en el pasado, en el futuro, en los pensamientos, en cualquier cosa que suscite su curiosidad. Todo es nuevo, necesario o numinoso – el método que Rhizome Lee llama los tres N. Buceamos y el viaje se muta en improvisación.
Una hora y media de impro libre y necesaria. Ya tenemos herramientas para viajar, la atención está entrenada en investigar, sabemos cómo ubicarnos en la pérdida. Improvisad, disfrutad de la oscuridad…
3. Observar con ojos sensibles
Mitad del grupo sale para observar la impro de los otros. ¿Qué cambia? ¿Seduzco? ¿Cambio mi interés si sé que alguien mira? ¿Se crea un frente, una ordenación del espacio?
Observamos con los ojos que flotan, miramos al esqueleto, miramos a los ancestros, miramos a lo invisible.