1. Continuamos
Aterrizar. En Eurotaoísmo, Peter Sloterdijk recalca que venimos de la barriga de la madre y estamos de camino a la tierra, al aquí. Aun no hemos llegado. Antes que criaturas terrestres somos criaturas fetales, o sea seres que viven en el interior. Tomamos pues el tiempo de asumir la caída y el destierro (jugando con las palabras, abandonamos el mar para ir a la tierra, del desmareo al entierro) y observar cómo habitamos dentro del espacio.
En el espacio hay respiración y hay sensaciones de contacto entre una superficie y un cuerpo. Hemos explorado estas zonas de contacto con el suelo, haciendo un mapa, observando los contornos y la cualidad de las sensaciones presentes en dichas zonas (presión, calor / frío, dolor, incomodidad, acolchonamiento, etc, y sensaciones sin nombre).
Hemos jugado a penetrar sutilmente el suelo, dejando la mente explorar a partir del cuerpo la profundidad del suelo, prestando atención a las modificaciones en las zonas de contacto. Hemos ligeramente empujado el suelo. Insisto en que la palabra empujar es aquí un mal menor, la utilizo a falta de otra más adecuada. To reach en inglés es mucho mejor, algo así como alcanzar, como cuando se intenta coger unas llaves atrapadas debajo del sofa, no se empuja sino que se proyecta, y ojalá se alcanza… Sensación de proyectar la mente en el suelo.
¿Cómo levantarme y al mismo tiempo seguir aterrizando? ¿Cómo incorporarme sin ir en contra de la gravedad sino acogiendo y explorando sus posibilidades?
2. 8 – Ꝏ
Esta semana, hemos profundizado la forma del 8 demenuzándola según tres planos. (1) el plano del agua o del suelo, (2) el plano de las puertas automáticas, o puertas japonesas, y (3) el plano del arco. Hemos recorrido sistemáticamente el cuerpo realizando 8 en los tres planos con cada parte, prestando especial atención a las zonas oscuras, difíciles, turbias, torpes, etc.
Los 8 son una gran herramienta para generar sensación de tridimensionalidad y aumentar el volumen del cuerpo, desvelando así espacios sustraídos a la consciencia. Entrando en estos espacios empezamos a bucear en el subconsciente. Bucear, improvisar, des-cubrir, abrir…
Los tres planos que hemos estudiado son una simplificación del espacio, entre cada plano existe una infinidad de otros planos y todos los planos pueden doblarse en múltiples direcciones, no hay planos en realidad sino sólo curvas, combas, nacimientos…
3. Cuerpo retorcido (bottom body)
La búsqueda del cuerpo retorcido es un paso fundamental a la apertura del subconsciente (=subcuerpo). Se busca la posibilidad corporal más imposible, más improbable, más retorcida, más comprimida. Se baila en dirección al cuerpo más lejano del cuerpo cotidiano.
Entre el cuerpo retorcido y el cuerpo cotidiano se abre un abanico de posibilidades, un mundo donde podemos transitar e improvisar más libremente.
El cuerpo retorcido nace del mito del genio en la botella. Nuestras posibilidades más creactivas yacen en nuestro cuerpo más allá de nuestros juicios y miedos. Entrar en la botella nos permite volver al espacio con un poder de transformación incrementado.
Hay distintas maneras de ir en busca del cuerpo retorcido, estamos empezando no más. No se trata de torcer el cuerpo sino de encontrar las torsiones subyacentes a la identidad que mostramos al mundo. En realidad, la cara más retorcida es la que ponemos cuando nos sacamos una foto tamaño carnet.
4. Exposición
De uno en uno, hemos mostrado nuestro cuerpo comprimido. Hemos intentado mirar activamente, siendo afectados, bien sea en la imaginación, sutílmente o literalmente adoptando la forma del cuerpo del otro. Mercurio, el genio de la transformación, vive a caballo entre lo más propio y lo social. Explorando el cuerpo retorcido exploramos las torsiones que supone la vida en este mundo.
Arnold Mindell, El cuerpo que sueña:
«Cuento de los hermanos Grimm… Mercurio es el espíritu salvaje encerrado en su botella cuando nos comportamos como ciudadanos decentes que respetan la ley. O bien nos reprimimos o bien nos soltamos de golpe y descontroladamente andamos al frente. Mercurio es el símbolo de la presión y de la tensión, la sensación de estar reprimido. […] La tensión es algo crucial: es Mercurio que crece, es la maduración del fruto de la totalidad y no podemos simplemente desecharla demasiado pronto. Entenderla en el proceso global… Toda persona que trabaje con estas experiencias corporales arquetipales está destinada a encontrarse con el viejo Mercurio y esta figura no puede subestimarse. Es nada más y nada menos que el genio del roble, la fuente de la vida, de la muerte y de la curación. Es un problema cultural, el espíritu wotaniano, bárbaro y salvaje que fue reprimido hace siglos para poder alcanzar nuestro nivel de civilización actual. Muchas personas moribundas sueñan que sus problemas corporales tienen siglos de antigüedad; muchas, en sus alucinaciones, cuando se encuentran cerca de la muerte, ven que nacieron hace siglos.
No tengo la menor duda de que, para poder vivir en el siglo XX, gran parte de este antiguo genio tuvo que reprimirse, ya fuera para bien o para mal. Tampoco tengo la menor duda de que toda persona que se encuentra cara a cara con este genio corporal se enfrenta a un reto que no es nada fácil: integrar a un genio que goza de poca popularidad en el entorno. A menudo resulta más fácil seguir enfermo, sufrir una presión insoportable e implacable o enloquecer que incorporar la realidad de un genio que lo alza a uno contra el conflicto social, la incomprensión y las dificultades de ser un individuo.»
Hasta aquí, que ya es mucho…