No puedo recetarle la vida en forma de medicamento.
Sándor Márai, La Hermana

No trato de ser mejor persona. No trabajo sobre mí como quien combina sus muebles en Ikea. No perfecciono la imagen corporal ni la social. Ni lijo las asperezas, no me adapto a las modas ni corrijo flaquezas. No cultivo ningún personaje cuyo propósito es complacer a otros ciudadanos, conceptos, ideas o imágenes.
Trato de quitarme del medio. El problema del egocentrismo tiene mucho más que ver con el centrismo que con el ego.
Hay que ser menos persona y más paisaje, menos yo y más mundo.
Para un decrecimiento personal
Necesitamos un decrecimiento personal. Necesitamos prácticas que aminoran el yo que tanto nos pesa y tanto fastidia la vida alrededor.
Es bien conocido que la palabra persona es su origen remitía a una máscara.
No hay que liberarse a sí mismo dentro del mundo sino liberarnos a nosotros de uno mismo. Descargar el tejido social de la solidez del yo. Hay que sabotear los pedestales, hacer estallar los sujetos, dinamitar las ciudadelas de la mente, mancillar las autobiografías, hay que humillar el ángel usurpador del espejo. Hay que avergonzar el sujeto emancipado del contacto con la realidad terrestre, pesante, sintiente. Porque la vergüenza activa la sangre.
Hay que tocar tierra. Respirar aire común. Sentir íntimamente la existencia compartida. Soñar paisajes con personajes accesorios. Porque es imposible soñar con paisajes sin personajes pero nunca se ha oído hablar de sueños con personajes y sin mundo. El espacio es primordial, la criatura secundaria.
Hacer girar la vida en torno al mundo compartido
Hay una plaga de gente ansiosa por mejorarse a sí misma y al mismo tiempo totalmente despreocupada del mundo. Vanas mejoras personales que dejan el mundo intacto. Ninguna variación de ti mismo vale la pena si el mundo que habitas sigue degradándose.
Desconfiemos de todos los mundillos donde los integrantes tratan de ser su mejor versión. Porque quien pretende ser mejor persona está a un solo paso, muy corto y muy fácil de dar, de creerse mejor que los demás.
Lo más común es que la mejora personal te empeore. Como decía el cómico: un imbécil que practica yoga no se hace menos imbécil sino que se convierte en un imbécil de cuerpo flexible.
Lo que te hace sentirte mejor no te convierte en mejor ser. Porque el problema es hacer girar el mundo alrededor de tu propia experiencia. No tanto el ego como el centrismo.
Descentraliza tu existencia. Lo hacen fácilmente los amantes en el inicio de cualquier relación. Es fácil porque les sale del alma. Lo hacen también por amor – no tan fácilmente – las madres y los padres. El amante se despierta a las tres de la madrugada para hacer el amor y los acaramelados orbitan el uno alrededor del otro. La madre se levanta a las dos para limpiar vómitos, orbita alrededor de su bebé, está descentralizada. Uno es fácil, el otro es amor.
Descentraliza tu existencia significa entrenarse, siempre que sea posible, en no ser el personaje central de la peli que te montas. No cultivar la versión del triunfador ni la de víctima. Centrar tu existencia en torno a ti es agotador, tiránico, cansino, absurdo. Centrar tu discurso en torno a tu vida es desesperante. No es de extrañar que estemos siempre cansadísimos, pues a cada momento hacemos girar el mundo alrededor nuestro.
Más danza
Quiero aterrizar. Quiero tocar el subsuelo donde tu cuerpo liba su savia. Quiero visitar los sueños de gente desconocida. Quiero hacerme tan gaseoso que pueda sentir la vida a través de tus poros. Tan etéreo que pueda entrar en tus ojos y escuchar el misterio desde tu mente. Quiero disiparme en una inmensidad sin opresión, en un mundo inabarcable que no se deja dominar.
Quiero ser menos y danzar más.





Gracias!!
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