
Ésta es la historia de una travesía memorable.
Una aventura que dura un curso de nueve meses. Sin embargo, difícilmente se puede concebir cuánto pueden llegar a albergar nueve meses hasta que no se está a bordo de la barca Aula nostra.
De octubre a junio, desde hace cuatro años, atravesamos el océano de la danza. Matilde J Ciria y Jonathan Martineau son mitad capitanes, mitad corsarios, mitad espantapájaros. Obviamente, no bastarían 3000 vidas para conocer a fondo el océano. Pero, si el foco está muy claro, un año es suficiente para cruzarlo y llegar a tocar tierra nueva.
Izamos velas y sueños. De octubre a diciembre
El viaje comienza en octubre. Nos familiarizamos con el cuerpo total que aúna consciente y subconsciente, el cuerpo que realmente es el protagonista de la danza. Realizamos inmersiones para reaprender a vivir en un mundo encantado. Tocamos los cuerpos, activamos el nosotros, liberamos el movimiento, abrimos las ventanas oxidadas de la imaginación y la poética que son el aliento de nuestra vida. Dedicamos un mes a pensar y vivir el cuerpo y lanzar las bases de nuestra investigación en el butoh innato, incluida la escena teatral. Pasamos un mes en la bahía en frente de casa y luego zarpamos.
En noviembre, salimos de la bahía cálida donde aprendimos las tareas rudimentarias de la vida oceánica. Nos despedimos de lo conocido para partir hacia el horizonte de la alteridad. Después de haber despertado el cuerpo innato, en noviembre reflexionamos en danza en torno y a través de la relación con el otro. Los otros de ahí afuera, los otros que vibran ahí adentro, los otros que vendrán, los otros que fueron, los otros que ni son. Comenzamos tomando apoyo en el otro interior más universal: el esqueleto. De la mano de los maestros Fernando Nicolás Pelliccioli y Carlos Osatinsky nos introducimos en la gravedad que hace flotar los huesos cuando éstos se enraízan. A continuación, nos transformamos en texturas, en mundo, en personajes, en criaturas, préstamos voz y cuerpo a otras fuerzas, otros entes. Hasta llegar a la neutralidad, guiados por Arturo Bernal, para limpiar el canal. Los otros interiores danzando con los otros interiores de los otros exteriores. Mis sombras relacionándose con tus sombras. ¡Una gran bacanal! Liberamos la danza porque la danza nos libera.
Queremos desaprender lo humano civilizado parlanchín para que la vera vita viva pueda florecer. En diciembre, lanzamos nuestras preguntas a los cielos y a los infiernos, y exploramos la danza oracular. El espacio es el maestro. La experiencia del mundo es nuestro gurú. Vuelve el Alma negra. Festival de butoh ibérico para dar aires de gran misa luminosa y de celebración de unos cuerpos reconciliándose con sus sombras. A continuación, durante una semana con Alex Coelho, veremos que del ser canal al pensamiento del loco hay solo un grito. Finalmente, cerramos el primer tercio de este viaje abriendo de par en par el portal escénico. Del cuerpo a la relación a la creación: tres meses de butoh sin marcha atrás.
Navidad para el reposo bajo las estrellas. No hay más tierra atrás. Aun nada por delante. Solo horizontes, cielos infinitos y profundidades vertiginosas. En altamar. Un océano plagado de memorias, traumas, promesas, criaturas, fantasmas, monstruos, ángeles, duendes. El mundo ha sido reencantado. Nuestros ojos se acercaron a los ojos de la niñez. Somos conscientes de lo que hay, vemos la obviedad, jugamos a ser ciudadanos siempre que necesitamos. Pero el mundo ahora es un milagro, y la magia traspasa las paredes y los nombres. Estamos perdidos en un mundo innato. Nos necesitamos las unas a las otras más que nunca. Somos el ombligo del mundo: seres relacionales en constante entretejimiento.
Viento en popa a toda vela. De enero a marzo
El segundo trimestre se dedica a repensar la noción de espacio. Queremos rehabilitar la vida del mundo y abandonar el desierto tridimensional del espacio supuestamente vacío. El espacio somos nosotros y estamos bien vivos. Todo está lleno. Si queremos profundizar en la vida del cuerpo, hemos de reconocer que lo común antecede y envuelve todo lo individual. Nada es privado. Abundancia más que privación. Hay mundo antes, por debajo y a través de cada vida singular. Incluso en la muerte, la vida continúa.
A partir de enero el territorio donde existimos y bailamos no es una sala, un bosque, una playa o un escenario. El nombre real del país donde respiramos y amamos es Nosotros. La danza acontece en una red de relaciones, en un rizoma imposible de objetivar. El espíritu del juego es fundamental para sumergirse en este espacio. No jugamos con la frivolidad de los adultos. No. Jugamos muy en serio, como lo hacen los niños. Matilde J Ciria nos invita a entender y potenciar las reglas que nos unen y a acoger los regalos que emergen de nuestras interacciones. No se trata tanto de conectar con los demás como de dejar de aislarse. Dejando de nutrir nuestra celda individualista el mundo plural reaparece en nuestra vida como lo hace la vegetación en una cárcel abandonada. No importa cuál es el juego, todos los juegos tienen la misma función: dinamizar la intrincación de nuestras vidas.
En febrero profundizamos hacia las aguas muy vivas del Passing through butoh que guiará Jonathan Martineau. Entrenamos nuestra atención a leer nuestro cuerpo en un mundo en constante cambio, en relación entre tú y yo y todas ellas. Nos posicionamos en una mente carnal que nos atraviesa para fomentar la interconectividad de toda nuestra vida con cada esquina del mundo y cada partícula de cada cuerpo. Pasando a través de la sala, a través de los demás, a través del cuerpo, yendo a través una y otra vez hasta hacernos invisibles.
En marzo, recibimos a Camila Giani que facilita la visión de las composiciones de la intuición. Desde la calma y la lucidez, sin dejar de ser lúdicos, dejamos el sentir profundo del espacio constelarnos, guiar nuestras vidas hacia el aprendizaje que precisan. Finalmente, nos dirigimos de nuevo hacia un portal escénico para hacer ver el mundo que nos moviliza. Así terminamos tres meses de investigación en el cuerpo compartido, en el grupo que nos sustenta, dinamiza, asusta, maravilla. Aula Nostra es un estudio vivencial del Nosotros.
Semana santa para resucitar pues mucho ego tiene que morir para que podamos disolvernos en el mundo plural. Muchas batallas libramos en nombre del amor, tomando el cuerpo propio como campo de batalla, luchando con atención, compasión y cariño pues somos nuestro propio enemigo. Y nos acercamos al último trimestre: la cocreación grupal. Si quieres profundizar en la comprensión de tu vida, debes viajar en colectivo, tal como vives.
La novedad es la cosa la más antigua del mundo. De abril a junio
Abril comienza con cuerpos reposados en algunas islas tropicales y frutas asombrosas. Necesitamos mapas para salir de uno mismo. Necesitamos promesas y pactos y pistas para que lo imprevisto pueda mostrarse. Aprendemos a coreografiar y encauzar nuestras derivas para asegurarnos de poder pisar tierras desconocidas. Reflexionamos y practicamos en torno a la cocreación, sin sacrificar la vida íntima de cada cual. La colectividad no se encuentra ahí afuera sino que nos atraviesa. Sin grupo, es decir sin tierra, tus flores se marchitan. Sin tu sangre, sin tus sueños, sin lo más íntimo de tu existencia, el grupo se seca. Todas tus flores embellecen nuestro jardín. Tu sangre es nuestra. Nosotros vive de tu aliento.
Después de meses abriendo el espacio a lo invisible, invitamos al fotógrafo Raúl Bartolomé para guiar una semana de reflexión en torno a la relación entre butoh e imagen fotográfica. Desde los albores del butoh, la fotografía está presente. ¿Qué arte para las imágenes que resuenan en el fondo del ojo, donde nada es lo que parece?
Mayo será una oda a la primavera. Al primer tiempo. Renacer en el instante previo al nacimiento. Nos lanzamos hacia la naturaleza para reconocer la danza que crea el mundo. Y desde ahí creamos un acontecimiento tras el cual no podemos volver a ser los mismos. Nataliya Andru se encargará de preparar los cuerpos para que sean como fieras, con la atención en calma y la voracidad serena. Finalmente, montamos un aquelarre con sabor a gran Sí a la vida. Es nuestro aterrizaje en un nuevo mundo.
El último mes se dedica a explorar las resonancias, a revisitar danzas pendientes, a experimentos psicosomáticos para psiconautas experimentados. Viajamos en el espacio de la psique que da a luz a nuestro cuerpo para intimar con la vida que nos anima. Una formación sirve para prepararnos para comenzar. Al final, nos despedimos en el inicio de un viaje, una existencia nómada que rehúye de las ficciones y fijaciones donde morimos sin vivir. Viajeros, danzarines, chamanes, terapeutas, artistas, soñadores, oráculos, locas, brujos, caminantes…
El año que viene ésta podría ser tu historia…
Aula Nostra. Formación de butoh innato
http://www.aulanostra.com




