El Arte de nacer es un ángulo de aproximación al mundo. Este mundo que habitamos y que somos nunca podremos encerrarlo en el lenguaje. Ninguna definición, ninguna enciclopedia, ninguna teoría puede dar cuenta de la entereza de una apertura. No es imaginando figuras de luz que nos iluminamos, creía Carl Jung, sino mostrando la oscuridad. A su vez, cualquier acto de mostrar proyecta sombra en una dirección u otra. El misterio es irreducible.

Antes de comenzar prácticas del Arte de nacer, suelo hablar con los asistentes de mis gafas que son mi manera de ver. E insisto en qué son mis gafas. Tengo apego a mis gafas. He trabajado muchos años, décadas, para fabricarme unas gafas únicas. Hay pocas gafas únicas en el mundo. Y las mías no las fabrico en serie. No las quiero ver por ahí. No vendo mis gafas. Solamente las presto. Solamente explico con detalle, precisión, concreción y humor penetrante una manera de ver y habitar el mundo que creo más bella, justa y verdadera para que podamos practicar otro cuerpo, un cuerpo naciente, un cuerpo que nace sin cesar.

A través de las gafas de otra persona, el mundo siempre resulta algo curioso. Antes de ver a través las gafas de otra persona, hay un gesto de gran potencial liberador: quitarse las suyas propias. Para probar otros anteojos como debido, debes retirar tus gafas de tu rostro. Quitarse las gafas es un gesto grandioso. Y más bello aún es el intervalo, entre gafas y gafas, cuando tus ojos están al desnudo. Los instantes donde no llevas ni tus gafas ni las mías son los más valiosos para nuestra vida y nuestra danza. Porque a fin de cuentas, no se trata tanto de gafas sino de lo que puedes ver con ellas.

Después de esta introducción teórica, nos ponemos a bailar. Saboreamos un tiempo la danza, el cuerpo, las relaciones y la creación desde la Butosofia y el Arte de nacer. Hago apuntes para que reajustes las gafas, señalo a veces trozos de gafas antiguas que olvidaste quitarte. A veces, con cariño, compasión y paciencia, hay que retirar gafas pegadas a la piel del ojo, gafas tan manoseadas que forman parte de la vida ya, como un parásito energético. A veces, con la danza, podemos desencarnar ideas e imágenes vetustas que nos lastran. Podemos arrancarnos ojos falsos y emerger de un enfoque nefasto como de una vieja carcasa.

Después de nuestra gozosa exploración, vuelves a tus gafas. A menudo no querrás volver a las gafas de antes, heredadas de una educación que no se preocupó sobremanera por la belleza de tu nacer. Tampoco querrás las mías. Querrás unas gafas propias, querrás pensar poéticamente tu mundo singular, querrás mover con los mundos que te atraviesan. El butoh es la danza que tu vida necesita inventar. El butoh que aprendes de otra persona no es butoh. El butoh es la danza que descubres junto a otras personas, otros mundos, otros misterios, cuando piensas desde el movimiento y el abismo en lugar de desde la sustancia y el fundamento. Pensar en nacer en lugar de tratar de ser. Butoh es la danza que necesitas crear.

En La Gestación · Ciclo formativo en el Arte de nacer, danzamos y profundizamos en la idea que nuestro cuerpo es el mundo que nace, que nuestra vida es la naturaleza que brota, que nuestra existencia es la apertura que se obsequia. Se analiza con menudos detalles el funcionamiento de pensar naciente. Se desmontan numerosas gafas, se descartan lastres, se dinamitan escollos, se amaestra dragones, se matan demonios, se abrazan sombras. Y, sobre todo, se te ofrece la posibilidad de plantearte qué danza necesitas tú. ¿Qué piensas? ¿Qué creación eres? ¿Qué misterios viven en ti?

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En septiembre comenzamos la tercera edición en Madrid. Más de la mitad del cupo está cubierto. Un fin de semana al mes. Muchas preguntas que no necesitan respuestas sino que son abono para la poética carnal de nuestros andares. Mucha danza. Y seguramente, para bien, un antes y un después en la biografía. Unos nuevos ojos.

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