
Sierra de Gredos, 2015.
La expresión surrealismo de la carne fue utilizada para nombrar una exposición acerca del trabajo de Tatsumi Hijikata. Del mismo modo que Quignard vio la técnica de grabado llamada manera negra realizada en Hijikata, los comisarios de la exposición vieron encarnadas las posiciones teóricas de los surrealistas en los cuerpos de los butoístas. El cuerpo ya no sirve para expresar una idea ni mucho menos para contar una historia. Las ideas se encarnan y luego tal vez emerja una comprensión, las historias que se narran brotan en la mente de cada espectador. A medida que el butoísta profundiza su danza, es decir a medida que se segmenta el cuerpo y se desarrolla la capacidad de captar las sensaciones más sutiles que luego permiten cambios repentinos de registros, a medida que el cuerpo se hace transparente, sus danzas se vuelven indescifrables. La extrañeza y la improbabilidad se hacen tan presentes que resulta imposible comprender lo que sucede. Entonces, por costumbre psico-fisiológica, los espectadores rellenan el punto ciego, fabrican sentido a partir de la danza oscura que presencian. ¿Con qué se rellenan los puntos ciegos? Con lo que tenemos a mano, es decir con el propio material subconsciente. El cuerpo del butoísta se hunde tanto en su propia realidad que se convierte en un lienzo en blanco para la realidad psíquica del espectador que comienza a ver su propio mundo invadir la escena. De ahí que la experiencia no siempre resulte agradable. Quien ve fealdad confiesa travesuras de su propia visión, quien ve esperanza revela las muletas de su propio corazón, quien denuncia la incomprensión empieza a ordenar su propia frustración, quien habla de viaje enciende algunas velas en la oscuridad del mundo. El butoísta abre, a través de su cuerpo, la posibilidad de soñar y de viajar hacia el mundo que nos une. El contenido del sueño importa poco, lo que sí importa es nuestra capacidad de ver en la oscuridad.
La exposición titulada Surrealismo de la carne tuvo lugar en otra época, en la cual el surrealismo todavía entusiasmaba y sus promesas políticas aún resplandecían. Hoy en día, el campo de la realidad aumentada constituye la siguiente fase de la cárcel global que construyamos todos de buena gana. Creo más preciso conceptualmente hablar de subcuerpo que de sobrecuerpo, de realidades anteriores a la formación del cuerpo visible anatómico. Habría que reformular el título de la exposición para hablar de Subrealismo de la carne. No conocemos ninguna realidad sólida que se pueda superar mediante la danza. Hablar de surrealismo da a entender que conocemos la realidad y proyecta su deseo más allá de ella. Por el contrario, el subrealismo no concede su reconocimiento a la realidad convencional. Sin negarla, insiste en que hay insistencia antes que existencia. Hay mundos que no quedan reflejados en la realidad como la entendemos desde el sentido común. Estos mundos no se dejan encasillar en el lenguaje que las sociedades humanas exigen poner en su fundación. El butoh baila en estas zonas subreales, derivando hacia el más acá en lugar de tender vela hacia el más allá.
gracias querido 8..
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