Demonología · Semana 8

“Quiero oír a los demonios que viven en mi vientre.”
– Akaji Maro, coreógrafo de la compañía Dairakudakan

“El diablo es un anti-yo que ríe.”
– Peter Sloterdijk, Crítica de la razón cínica

  1. El tercer ojo

En el cuadro de Remedios Varó Fenómeno, aparece ilustrada una idea básica de la práctica butosófica: la sombra va por delante y la consciencia personal la sigue como… su sombra! Respiración, gravedad y sensaciones pertenecen a la intimidad de nuestro cuerpo y acontecen más acá de la construcción de una subjetividad.

La representación espacial y la imagen corporal que elaboramos son necesariamente una simplificación del flujo de información que recibimos. Creamos el espacio mínimo que necesitamos para desplazar un cuerpo que nos representamos libre de información, de ruido, de memorias y traumas. Siempre pasamos por alto un sin fin de detalles, de lo contrario estaríamos paralizados. El Fenómeno pone en escena una sombra y un personaje que la acompaña en segundo plano. Si miramos bien, en el trasfondo de la escena, avistamos a un tercer personaje que observa desde lejos.

Introducimos algunas herramientas de composición grupal trabajando el ojo que se ve desde fuera.

Relajamos la visión central, liberando la visión periférica y implicando la imaginación en la representación espacial. Como siempre, no trabajamos técnicas nuevas sino que estudiamos cosas que ya suceden. Trabajamos distintas composiciones espaciales para luego intentar compartir un espacio sin componer. Siempre hay líneas, triángulos, familias, manadas, islas y archipiélagos.

Tomamos consciencia de cómo se ve desde fuera no para seducir el ojo del espectador sino para tomar en cuenta su mirada y la manera en qué nos afecta y la afectamos. Shahar Dor resume maravillosamente la actitud que creo la más sana para con el espectador. El señor Dor dice: Entras en escena con dos papeles en tus bolsillos para el público. El primero dice: no trabajo para ti. El segundo dice: nunca te olvido.

Bailar es fundirse en un espacio naciente. Esta disolución en surgimiento no sucede en la escena convencional, desconoce la cuarta pared. Este nacimiento arrastra todo aquel que lo presencia y la mirada del espectador es un factor esencial para que la corriente se transforme en torrente de emancipación.

Nos perderíamos lo mejor de estas prácticas de composición si olvidásemos que las partes del cerebro que nos orientan en el espacio son también las que tejen memorias.

  1. Demonología

En el cuerpo, escribe Peter Sloterdijk en Crítica de la razón cínica, se abren innegablemente espacios sombríos de vida no vivida. Natsu Nakajima escribía en un artículo que el butoh es siempre de la oscuridad. No puede haber algo así como un butoh de la luz. Kazuo Ohno, que otros quisieran acercar a un butoh de la luz oponiéndolo al butoh de las tinieblas de Hijikata, en sus talleres invitaba a improvisar hasta darse de bruces con los demonios y escupir el moco acumulado en el corazón. El butoh es liberación en acto. Parte necesariamente de la oscuridad porque sigue naciendo.

La luz excluye la oscuridad pero la oscuridad no impide la luz. Hay que acostumbrarse a vivir a oscuras si queremos seguir naciendo. La alternativa es abogar por el despliegue de la luz, acabar con la noche y tener que explicar a nuestros nietos qué eran las estrellas. Hay espacios sombríos de vida no vivida en nuestros cuerpos. La sombra aun se comunica con el individuo. El demonio aparece cuando un espacio sombrío pierde contacto con la vida del individuo. La sombra viene con nosotros pero el demonio vive en el inframundo.

Realizamos una pequeña visualización inspirada en prácticas del budismo tibetano (Feed your demons) para encontrar y acercarnos a un demonio personal y transformarlo en un aliado. Sacamos material, sea escrito o dibujado, para improvisar un solo en un mundo compartido.

La escena sirve para mostrar lo que no soy (a pesar de serlo, lo que no sé que soy… etc), para deshacerme de lo que soy sin saberlo. Para oxigenar la oscuridad que sólo es malvada cuando no respira, cuando no se expone, cuando se niega. Es la sombra la que baila, son los demonios los que nacen. Mientras mostramos, el espacio está abierto para que otros entren y salgan libremente, contagiándose, contrastando, componiendo, apoyando, integrando todo el material grupal desarrollado estos dos meses. Nunca nacemos en solitario y nadie puede estar en mi lugar mientras nazco. Nosotros… no seres iguales sino singularidades inconmensurables.

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