Chapuzón en el espacio naciente · Semana 1

Henri Bergson escribe en su libro Ensayos sobre los datos inmediatos de la conciencia que sentimos en el tiempo y pensamos en el espacio. El autor de La evolución creativa recoge con esta sentencia lo esencial de las prácticas butosóficas. Todos las semanas en el Seminario de butosofia, en el marco de diferentes experimentos, pondremos continuamente nuestras sensaciones en el espacio. Sentiremos el espacio y pensaremos nuestras sensaciones. Es decir: utilizaremos la investigación del espacio y del movimiento para desarrollar y afinar la captación y la percepción de las sensaciones y a la vez todas las sensaciones físicas serán analizadas en función de sus coordenadas espaciales (superficie, foco, extensión, profundidad, etc). Pensaremos en el tiempo (en las sensaciones) y sentiremos en el espacio (pensamiento). Espacio y tiempo juntos dan a luz al espacio naciente.

La estructura cerebral responsable de proporcionarnos una representación espacial de nuestro cuerpo y su entorno, el hipocampo, es también responsable de organizar la memoria. Este dato anecdótico de la ciencia neurológica corrobora la intuición butoh según la cual el espacio no es sino memorias nacientes. Pensar es navegar en el espacio, como lo ilustra el pepino de mar, una de las únicas criaturas que cambia de reino: nace siendo animal y muere como vegetal. En tanto animal, el holoturoideo, de su nombre científico, debe orientarse en el espacio. Una vez enraizado, una vez en el mundo vegetal, la primera cosa que hace es digerir su cerebro. De ahí que el neurocientífico Daniel Wolpert concluya que la función del cerebro es orientarnos en el espacio. Este espacio en el seno del cual evolucionamos no es un receptáculo tridimensional objetivo, neutro e inerte. Este espacio que pensamos somos nosotros, un espacio vivo, naciente, plural, político.

La respiración hace palpable la pertenencia de nuestros cuerpos al espacio. Con el aire que entra y que sale lanzamos tres puentes hacia los territorios que iremos explorando semana tras semana. El primer puente pone en relación dentro y fuera. El flujo del aire, que Heidegger olvida en su filosofía según Luce Irigaray, invalida la separación absoluta entre el individuo (libre) y el espacio (políticamente organizado y controlado). Sin embargo, esta separación es esencial al funcionamiento de la democracia representativa, es su base mítica, su fundación mística, la condición de su libertad formal y el motor del control que ejerce sobre los cuerpos. Agrietar esta separación es el preámbulo a una libertad renovada. Constantemente, el espacio penetra nuestros adentros y nos exhalamos hacia el exterior. La superficie de nuestra piel cubre cerca de dos metros. La superficie de la pleura pulmonar, si la extendiésemos, cubriría cerca de un terreno de futbol. Consecuencia: el contacto con el exterior sucede dentro. Lacan utilizaba el concepto éxtimo para señalar que en lo más profundo de nuestra psique nos encontramos con el mundo común. Y vice-versa, en el mundo exterior no encontramos otra cosa que representaciones imaginarias.

Hemos llegado al segundo puente. Adentro: el mundo. Afuera: yo. La respiración lanza un puente entre intimidad y comunidad que, una vez más, viajan en ambas direcciones. La respiración es tan íntima que si me la quitan muero en cuestión de segundos. Al mismo tiempo, esta respiración que experimento es común a los dos géneros, a todas las edades, todas las razas, todas las religiones, todas las filosofías y antifilosofías. A (casi) todas las especies. El butoh no es un trabajo interior sino una investigación de los espacios entre. En este proceso muy íntimo de la respiración, observo la comunidad obrando. Para que así sea debemos lanzar el tercer puente.

La respiración une el inconsciente y la consciencia. Podemos modificar fácilmente el ritmo y la dirección del movimiento del aire que invade y huye de nuestro cuerpo. Podemos también no pensar en la respiración durante tres décadas y seguirá siendo más cerca de nosotros que nuestra propia sombra. En el pensamiento naciente nos interesa explorar el espacio entre: ni el poder de la consciencia sobre el cuerpo ni la inconsciencia. Ni la dominación de la mente ni la sumisión al cuerpo. El subconsciente: el nacimiento de la consciencia, la emergencia del espacio, el descubrimiento de una memoria nueva. En suma: el pensamiento antes de las palabras (no importa que este lugar exista o no, nos puede servir de horizonte, y no sería la primera vez que realicemos descubrimientos orientados por espejismos). Observar la respiración como si no fuese mía sensibiliza mi atención a captar procesos subconscientes.

Entre paréntesis, observar la respiración natural, espontánea, rítmica o arrítmica, larga o corta, profunda o superficial, estable o cambiante, la respiración tal como se da a nuestro pesar nos pone en contacto con algo fundamental, algo que Quignard llamó, en su Crítica del juicio, la primera humildad de Sócrates: no creernos los padres de nuestros pensamientos. Observar la respiración algunos minutos, cuando no segundos, bastan para darnos cuenta de que el pensamiento y la atención tienen dinámicas ajenas a la voluntad del sujeto. De entrada, yo no soy el dueño de mi pensamiento. Otro mito necesario al funcionamiento de la democracia representativa se resquebraja: yo no soy el responsable de mis pensamientos, no soy el dueño de mi imaginería mental. Darse de bruces con eso significa que estamos sumergidos en el con que nos pone en relación, estamos buceando en lo que Rhizome Lee llama el rizoma risonante.

Para ser fiel a la clase del martes, habría que seguir hablando de la imágenes o de las representaciones, como escribí más arriba, del espacio y del cuerpo. Pero habrá tiempo para volver a ellas. Trabajamos a partir de dos materias bases: imágenes y sensaciones. Hay sensaciones donde hay vida y hay imágenes donde hay mente. Habría que hablar del contacto entre ambas. Nuestro trabajo se dirige al espacio donde las fronteras entre realidad e imaginación, dentro y fuera, se disuelven. Para así bucear en la idea de Jean-Luc Nancy según la cual el subconsciente es el mundo mismo.

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