El cuerpo anudado
1. Invadir el espacio
El tiempo de llegar. El aire invade los pulmones, la atención se hunde en el aire, lo sigue en el espacio. Compartimos este necesidad vital íntima, compartimos el medio sin cual no sobrevivimos más de algunos minutos.
Los dedos de los pies hacia el cielo, generamos un movimiento que moviliza todo el cuerpo desde los pies. Con los dedos juntitos abrimos la articulación sacro-lumbar, con los dedos alejados abrimos la articulación de la cadera. Y relajamos el peso.
Compartimos esta tierra y los campos que genera. Compartimos la gravedad. Proyectamos nuestra atención en el suelo, a través de las partes de nuestro cuerpo que lo tocan. No es exactamente empujar, sino penetrar. Al penetrar el suelo desde la cabeza genero conexiones con los hombros, el torso. Al penetrar el suelo desde los talones conecto la piernas al tronco. Etc.
2. MB (mind’n’bone, mente-hueso) o nota sobre la maestría del cuerpo
Pequeño entrenamiento de batidas, enfatizando los círculos. ¿Cómo desplazarnos de una manera orgánica no humana? Investigando…
Salió la cuestión del músculo adecuado y del movimiento anatómico apropiado. Zanjé el tema en el momento. Todavía estoy buscando la forma de comunicarlo, de compartir esta intuición acerca del dominio del cuerpo. La función básica de las batidas del MB que hacemos es calentar los cuerpos y la sala, despejar el cuerpo de una capa de tensión que viene con la vida cotidiana en una metrópoli. Y sin embargo hay muchas maneras de calentar, podríamos sencillamente correr alrededor de la sala. Hay algo más en el MB que tiene que ver con el control, el descontrol, la pérdida y la presencia.
No se trata de dominar el cuerpo para generar la capacidad de efectuar un gran abánico de movimientos. Hay algo en la manera de entender la danza en la academia que resulta incompatible con un enfoque butoniano. Se ha dicho muchas veces que el butoh es una antidanza. No creo que sea del todo correcto. Para Hijikata lo ha sido durante algunos años pero también hay algo más, o algo menos. Es algo distinto, incompatible pero no opuesto, el butoh no se define por su relación con la danza tal como se entiende institucionalmente. Por eso no es ni danza ni antidanza, es distinto, es ajeno a la comprensión dual del cuerpo, del movimiento. Para el butoh danza es sencillamente lo que hay. Kazuo Ohno dijo que había aprendido el butoh en el vientre materno. La danza es lo que hay: no se aprende. Danza es la vida en su surgir, es la vida naciendo. Y no nacemos preguntándonos por la forma correcta ni por el músculo adecuado.
Estoy de acuerdo y lo sé también por experiencia que la introducción de un concepto en el cuerpo permite adiestrarle más fácilmente. El uso de la razón nos llevó a ejercer un dominio sobre la naturaleza sin común medida en la historia de la humanidad. En 1942, en la Dialéctica de la Ilustración, Horkheimer y Adorno escribieron que ya no es racional guiarse exclusivamente por la razón. Desde la razón misma comprendemos que el desarrollo del dominio humano sobre la naturaleza afecta a la humanidad misma. Más razón equivale a más dominio y más dominio ya no es racional.
Hay una manera de entender la danza y el cuerpo que no ha tomado nota de las advertencias de la dialéctica de la razón. Se consiguen cuerpos eficaces, rápidos, eficientes, impresionantes, movimientos admirables pero se hace considerando el cuerpo como una máquina anatómica. Y se jubilan a los 35 años.
Las batidas del MB sirven para perderse, desorientarse, para que la mente suelte el control sobre el cuerpo. Desarrollamos una maestría no sobre el cuerpo sino en la pérdida. Desarrollamos la capacidad no de dominar un movimiento sino de descubrir, de habitar dinámicamente un espacio abierto e inseguro. En este taller no me interesa que trabajemos la ejecución correcta de un movimiento sino la aptitud de estar presente en la pérdida, en una danza ajena a la dualidad correcta / incorrecta… Más que el dominio trabajamos el descubrimiento.
3. El cuerpo retorcido
Del desplazamiento en círculos locales hemos vuelto a buscar nuestro cuerpo retorcido (ver semana 2). Resulta interesante contrastar el resultado de esta semana con el cuerpo conseguido hace casi dos meses. ¿Hay alguna similitud? El cuerpo retorcido (bottom body en la terminología de Rhizome Lee) es un cuerpo imposible y a la vez confortable. Para Lee, el cuerpo más oprimido es el cuerpo simétrico, sonriente, cotidiano, ameno. Al buscar el cuerpo retorcido permitimos que retorciones ya presentes en la oscuridad del cuerpo respiren, se manifiesten.
4. El cuerpo anudado
En parejas. Una persona se hunde en su cuerpo retorcido y la otra acompaña con la atención.
Cuatro momentos. (1) Busco el cuerpo retorcido de hoy y el observador ata telas alrededor de los nudos que le llaman la atención. (2) Busco dentro de este cuerpo las danzas posibles, los círculos potenciales. Soy el genio que baila en su botella. (3) Desplazo la botella, exploro las danzas de este cuerpo retorcido en el espacio. (4) Nudos se deshacen, telas se caen. No se trata de ir en contra de los nudos. Desde dentro la exploración de los posibles genera espacio. El espacio naciente es autógeno (Peter Sloterdijk, Esferas I. Burbujas), se genera a sí mismo. No hay un exterior contra el cual luchar.
Este ejercicio nace de un sueño que tuve hace casi un año. Estaba en un retiro de meditación y hacia los últimos días tuve un sueño que cambió mi forma de meditar.
En la casa de mi padre, cerca de la puerta, me ataca un animal parecido a un gato gris, sin pelo, sus garras se clavan en mi piel, intento apartarlo con mis manos, tiene los ojos fuera de sus órbitas, sus garras me hacen daño y sus largos dientes me asustan. Entra una mujer que me dice, no, no lo eches, acércalo, siente su calor, su respiración, el látido de su corazón. El bicho se calma, se garras vuelven dentro de sus patas, una a una las desengancho fácilmente, y luego lo puedo alejar de mi cuerpo sin que me desgarre la piel. El día siguiente entendí que cuando descubría nudos en mi cuerpo me acercaba rabioso, los destrozaba violentamente y triunfaba ruidosamente. Entendí que el odio hacia los nudos era un odio hacia mí mismo. Esta comprensión cambió mi meditación y mi butoh. Este ejercicio está diseñado para que contemplemos otra forma de luchar. En Immunitas. Protección y negación de la vida, Roberto Esposito habla de otra forma comprender el conflicto, lo hace a partir de la relación entre mujer y feto. El cuerpo de la mujer lucha contra el feto como contra cualquier agente invasor, el feto lucha con el cuerpo de su futura madre y el resultado de esta lucha es el detonante de la vida. En el vientre materno hay un combate a vida, aunque luche contra el feto, la mujer no quiere erradicarlo. Aunque lucha contra su anfitriona, el feto desea que viva su madre.
La danza en el cuerpo anudado sirve para observar como mi mente vive la lucha.
5. Y la charla…
Hay muchas maneras de concebir los nudos y infinitas posibilidades de lidiar con ellos. Mi concepción al respecto es que somos nudos, estamos entretejidos desde el fondo de los tiempos. El mundo es un conflicto (con fligere, un encuentro de fuerzas, un diálogo con la gravedad) y soy un gran partidario de la necesidad de desanudar los cuerpos y liberar las mentes. ¿Cómo hacerlo? La gran cuestón…
En primer lugar, el enfoque que propongo para el taller es que nuestra esencia es plural, íntimamente somos un nosotros. El yo es una cáscara de superficie. Yo soy nudos, cuando ya no haya nudos no habrá yo sino nosotros, el cuerpo estará convertido en espacio transparente (amor compasivo en lenguaje religioso). Al deshacernos de la información que nos agobia, que nos limita, no liberamos nuestra alma sino que liberamos la riqueza del mundo, liberamos el mundo de nuestra sujeción. La mejor cosa que puedes hacer para los demás, dice el lema budista, es liberar tu propia mente.
Hay una manera de luchar que a la larga resulta contraproducente: luchamos contra un nudo y ganamos, nos enorgullecemos, viene otro nudo y rabiamos y triunfamos, y otro nudo aparece y después de duras batallas vencemos otra vez, y otro nudo y a guerrear. Hay un sin fin de nudos, y vendrán uno tras otro, vida tras vida. Estamos equivocados cuando luchamos contra un nudo y pensamos que nuestra dicha depende del resultado. El resultado será otro nudo, otra capa que desanudar.
Tenemos que buscar la libertad dentro de nuestra manera de luchar. No luchamos para conseguir la libertad, no luchamos contra lo que somos. En un acto de libertad abrazamos la lucha y las ataduras caen de por sí.
Khalil Gibran en El profeta habla de la libertad en estos términos:
En la puerta de la ciudad y al lado de tu chimenea te he visto postrarte y adorar tu propia libertad,
Mientras esclavos se humillan ante un tirano y lo alaban aunque los mata,
Sí, en la arboleda del templo y en la sombra de la ciudadela he visto los más libres de Uds. llevar su libertad como yugo y esposas.
Y mi corazón se sangró adentro; porque sólo se puede estar libre cuando el deseo de buscar la libertad se vuelve en arnés, y cuando se deja de hablar de la libertad como meta y realización.
Estarás libre de verdad no cuando tus días sean sin preocupación y tus noches sin deseo o pena,
Sino cuando éstos te ciñen la vida, pero subes encima de ellos desnudo y desatado.
Y, ¿cómo subirás más allá de tus días y noches a menos que rompas las cadenas que tú, en el almancer de tu entendimiento, te has sujetado a tu mediodía?
En verdad lo que tú llamas la libertad es la más fuerte de estas cadenas, aunque sus eslabones brillan en el sol y te deslumbran los ojos.
Y, ¿qué es sino fragmentos de ti mismo de que desharías para estar libre?
Si es una ley injusta que abolirías, esa ley fue escrita con tu propia mano en tu propia frente.
No puedes borrarla por quemar los libros de ley ni por lavarles las frentes de tus jueces, aunque viertas el mar en ellos.
Y si es el déspota que destronarías, asegúrate primero que su trono erigido dentro de ti esté destruído.
Porque, ¿cómo puede gobernar un tirano a los libres y los orgullos sino por una tiranía en la libertad propia de ellos y una vergüenza propia en su orgullo?
Y si es una preocupación de la cual te desharías, esa preocupación fue escogida por ti en vez de ser impuesta en ti.
Y si es un miedo que disiparías, la sede de ese miedo está en tu corazón y no en la mano de él a quien temes.
En verdad todo se mueve dentro de tu propio ser en medio-abrazo constante, lo deseado y lo temido, lo repugnante y lo querido, lo buscado y eso de lo que quieres escapar.
Estas cosas se mueven dentro de ti como luces y sombras en parejas que se agarran.
Y cuando la sombra se atenúa y no está jamás, la luz que se queda se vuelve en una sombra para otra luz.
Y así tu libertad cuando pierde sus grilletes se vuelve en grillete de una libertad más grande.
(Fuente – en inglés es más bonito pero güeno…: http://es.wikisource.org/wiki/El_Profeta_%28Versi%C3%B3n_para_imprimir%29)
Bebé: el bebé no está libre de nudos, sino que tiene una consciencia transparente, no hay una dualidad entre su vivencia y sus nudos, no hay (todavía mucha) negociación entre lo que muestra y lo que siente. No creo que sea pura armonía. Un bebé sufre, pero no disfraza su sufrimiento. Sloterdijk en Venir al mundo, venir al lenguaje habla de que la tarea del pensamiento es una rememoración. Platón quería recordar la ideas formas, la forma pura de las cosas, contemplada en el mundo de las ideas antes de nacer. La rememoración que propone Sloterdijk es totalmente distinta: propone rememorar la mente fetal, un estado de mente libre de ideas y juicios, una mente que percibe sin el marco sujeto / objeto. El ejercicio del cuerpo anudado se encaminaba hacia esta dirección.